Más allá del círculo polar, en las lejanas tierras del norte, cualquier variación climatológica puede ser letal para un piloto. Sembrados a lo largo de la región ártica, los restos de decenas de aparatos han quedado abandonados bajo el hielo y conservados como viejas reliquias durante años.
El fuselaje de este Fairchild-27, por ejemplo, lleva enterrado bajo la nieve de la isla de Cornwallis (Canadá) desde 1968. Algún expedicionario pasa por allí de vez en cuando y se hace una fotografía, pero es probable que sus restos permanezcan inmutables durante décadas.
La historia de estos aviones ha quedado en el olvido. La distancia con los lugares habitados ha terminado por convertirlos en una parte del paisaje, vestigios de una civilización que sucumbió a los elementos.
Algunos aficionados a la aviación han recopilado información sobre estos viejos esqueletos y tratan de conocer su verdadera historia. Las imágenes de este post son un pequeño adelanto de lo que podéis encontrar en este foro: Abandoned Plane Wrecks of the North.
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viernes, 28 de diciembre de 2007
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